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1610. Viernes, 7 mayo, 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo séptimo: “Desdichado es el que por tal se tiene“ (Séneca, 4 a. C.- 65; filósofo romano) A uno no le queda más remedio que ser uno mismo. En ese sentido, la vida no consiste más que en el trabajo de aceptarse y ser aceptado. Algo fácil cuando uno tiene 18 años, cuerpo de bombero y sonrisa de anuncio, pero algo más complicado cuando con quien te suelen confundir es con Woody Allen. En esos casos conviene echar mano de otras armas, quizás menos visibles a primera vista, pero que basta con mostrarlas una vez para ser bien recibido y hasta completamente aceptado. El pintor francés Henri Toulouse-Lautrec sufrió en su infancia un accidente que redujo a la mitad la longitud de sus piernas y curvó su columna vertebral para siempre. Durante años fue un joven contrahecho y amargado que se lamentaba de su aspecto físico hasta que, de casualidad, fue a parar a un prestigioso burdel de París. Allí encontró su verdadero hogar, un sitio donde era querido y respetado, un sitio en donde por fin encontró gente que le apreciaba de verdad... Y es que, además de por sus cualidades humanas (que seguro que también), una de las razones del buen recibimiento que obtuvo en dicho burdel fue una hipertrofia, estratégicamente localizada en cierto órgano de su cuerpo y por la que se ganó el sobrenombre de " la tetera". Cada uno explota lo que tiene... y puede.
1609. Jueves, 6 mayo, 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo sexto: "Tu amigo tiene un amigo, y el amigo de tu amigo tiene otro amigo; por consiguiente, sé discreto" (Talmud) Si la naturaleza es tan perfecta ya deberíamos haber conseguido reírnos simplemente con rascarnos el sobaco y no esperar a que nos lo tenga que hacer otro. Tantos años de evolución y tan pocas cosas (importantes) conseguidas.
1608. Miércoles, 5 mayo, 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo octavo: “Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura” (Antonio Machado, 1875-1939; poeta español)Por ciertas cuestiones de griegos (que además de ser algo profundo también -dicen que- es un yogurt) está de moda hablar de la solidaridad entre unos paises, los del viejo contienente, que siempre han estado " excepcionalmente unidos" y que -ya desde sus comienzos- han demostrado -a la menor ocasión, ante todo y sobre todo- lo mucho que se quieren. Ahí está la historia para confirmarlo. Aunque no todo el mundo está de acuerdo (ni falta que hace), podemos afirmar que el embrión de lo que hoy consideramos Europa comenzó con lo que en los libros se conoce como "los siglos bárbaros", los primeros después de la caída del Imperio Romano, así llamados porque estaban regidos por bárbaros, y no porque se hicieran más barbaridades que en otros siglos, por ejemplo en el nuestro; aunque he de reconocer que se ha cambiado el estilo: el de ahora es peor. Al menos entonces llamaban a las cosas por su nombre, un asesinato era un asesinato, no como ahora, que rápidamente lo califican como un intento de socavar los cimientos del estado o como un acto de patriotismo, según. Aquellos bárbaros se diferenciaban de los actuales en que no sabían leer ni escribir, no publicaban libros ni periódicos explicando quiénes eran los malos y quienes los buenos, no como ahora que todo se explica y el ciudadano que sabe muy bien a qué atenerse (sobre todo si lee siempre el mismo periódico). Las noticias de los acontecimientos se transmitían oralmente, de un ignorante a otro ignorante, sin aclaraciones, explicaciones, análisis, exégenesis, reflexiones ni razonamientos, cosas para las que no estaban preparados. Así, eran barbaridades todas las barbaridades, no como ahora, que gracias a nuestra cultura y formación sabemos que sólo son barbaridades las que hacen las del otro bando. Aún siguieron, durante algún tiempo, invadiéndose los unos a los otros, por aquella estúpida manía de no quedarse quietos en un sitio, desalojando o aniquilando o sometiendo a los que habían llegado antes. Los francos desalojaron a los visigodos, los visigodos desplazaron a los vándalos, los vándalos saquearon África del Norte y hasta Roma antes de ser aniquilados por los bizantinos, los ostrogodos sometieron a los hérulos, los lombardos... para qué voy a contar lo que hicieron los lombardos. Todos los pueblos se esforzaban en hacerse un sitio a costa de alguien en aquella Europa que empezaba. No nos debería de extrañar que habiendo empezado como empezó siga como siga.
1607. Martes, 4 mayo, 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo cuarto: “Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo”. (Simone de Beauvoir, 1908 - 1986; escritora francesa) Por más escépticos y desconfiados que seamos, todos creemos en algo, necesitamos creer en algo, aunque ese algo no lo hayamos visto ni, lo más seguro, lo lleguemos a ver nunca. Frase filosófica ésta habitual en los manuales de autoayuda (que como todos hemos comprobado alguna vez no sirven para nada) que explicaría el por qué cualquiera es capaz de creer en cualquier estupidez con tal de que le interese hacerlo. Y sí, va de eso. Resulta que en la corte del rey Jaime I de Inglaterra, en el mil seiscientos y pico, la única manera de saber si una mujer era o no era virgen, ¡con toda la seguridad y confianza, por supuesto!, consistía en mirarle los pechos. Y precisamente por eso, todas las doncellas iban con ellos completamente al descubierto. Cualquier formal y educado caballero de la época sabía que las areolas de los senos se oscurecían cuando las mujeres tenían relaciones sexuales y estas mismas eran de un color mucho más claro si las señoritas eran vírgenes. Para que luego digan que entratándose de la virtud de la mujer, los hombres siempre han sido desconfiados por naturaleza. Pobres pardillos.
1606. Lunes, 3 mayo, 2010
Capítulo Milésimo sexcentésimo sexto: "¿Casualidad? Plato que hacen los bribones para que se lo coman los tontos". (Víctor Hugo, 1802-1885; escritor francés) Hay noticias que sabes que no tienen más remedio que ser mentira por pura lógica: todavía existe bosque tropical.
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