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1729. Martes, 7 diciembre, 2010
Capítulo Milésimo septingentésimo vigésimo noveno: “No importa la frecuencia con que se demuestre que una mentira es falsa. Siempre habrá algunas personas que crean que es verdad” (Ley de Murphy) Francois Mirones, fiel mayordomo y hombre de confianza de Cocó Chanel, le mostró a la modista dos collares de rubíes exactos. Uno iba envuelto muy elegantemente, pero el otro derrochaba lujo en cada uno de los pliegues de la seda que le rodeaba. Uno era auténtico y el otro falso. Cocó, la gran experta, se equivocó. Aquel juego, aunque sea una simple anécdota, es una buena prueba de que lo que hoy por hoy importa en las cosas, al menos en ciertas cosas, es más la apariencia que el valor. Dos collares de rubíes pueden ser igualmente fastuosos, aunque uno de ellos sea falso. Una persona diplomática, desplegando modales, derrochando una presunta educación y con imagen suficiente, puede, a la vista de los demás, ser mejor sólo por parecer mejor… aunque sea falsa. Querer parecer puede llegar a querer ser, a ser lo que se parece. Es el injusto valor de las apariencias. Se está poniendo muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso. También en las personas. Y sí, hoy, aprovechando un día tan tonto, y rompiendo la costumbre de este blog -que nunca suele tocar temas personales-, estas líneas están dedicadas a alguien concreto, a alguien con nombre (compuesto) y apellido (literario) cuya amable apariencia que lucía continuamente por delante, resultó sólo un envoltorio que nada tenía que ver con un interior rastrero, falso y desagradecido, muy desagradecido. Así le va por la vida. Sin acritud ¡por supuesto!.. Aunque sólo sea porque de todo aprende uno. Va por ti.
1728. Viernes, 3 diciembre, 2010
Capítulo Milésimo septingentésimo vigésimo octavo: “Por muchos idiomas que se dominen, cuando uno se corta al afeitarse siempre utiliza la lengua materna". (Eddie Constantine, 1917-1993, cineasta estadounidense)Los falashas, judios de origen etiope, una tribu que se autodenomina “ feliz” -lo dicen ellos, no yo- , colocan a sus mujeres menstruantes en las llamadas casas de sangre, espacios en las que son recluidas durante siete días, los justos para que esa impureza demoníaca desaparezca. Y lo hacen ellos, no yo. Así, además, evitan que los humores que desprenden los exciten y tengan relaciones que dejen en sus penes el veneno. Y lo dicen ellos, no yo. Durante esos días los maridos pueden cohabitar (bíblicamente) con cualquier mujer –que esté, por supuesto- dispuesta a ello sin que se considere que está cometiendo infidelidad de ningún tipo. Y lo hacen ellos, no yo. La globalización cultural es mucho más necesaria que la económica para el bienestar de la personahumana. A las pruebas me remito. Hay tradiciones que deberían de ser importadas ya. Y lo digo yo, que ellos no sé que pensarán. Aunque no parece que les vaya mal, no. Pues no, no tengo (grrrrr) puente. Los desgraciados, por variar, somos así. Hasta el martes pues.
1727. Jueves, 2 diciembre, 2010
Capítulo Milésimo septingentésimo decimotercero: “Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simultaneamente" (Charles Dickens,1812-1870; novelista inglés) No se trataría de prohibir, nada más lejos la intención. Sí, leer a Paulo Cohelho, Javier Marías y Antonio Gala sería legal, como hasta ahora. Pero el intento de hablar de alguno de sus libros por parte de un hombre (presuntamente normal) delante de otro debería acarear un linchamiento inmediato del primero sin que hubiera consecuencia penal alguna para el linchador. Cada uno es muy libre de torturase como mejor desee, pero hacérselo a los demás es cruel e innecesario. Hay cosas que deben atajarse de raiz.
1726. Miércoles, 1 diciembre, 2010
Capítulo Milésimo septingentésimo vigésimo sexto: “No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuantas cosas viejas hay que no conocemos". (Ambrose Bierce, 1842-1914, escritor estadounidense) Leo una noticia en la que dan cuenta del descubrimiento de una fórmula matemática que, bien aplicada, previene los fracasos sentimentales y lógicamente de la convivencia en pareja. No creo yo que nadie medianamente lógico crea precisamente en la lógica cuando se trata de temas del espíritu y los sentimientos. Los que ya tenemos una edad sabemos que, si bien la vida no es un valledelágrimas como se empeñaban en decirnos en cuanto tenían ocasión, tampoco es una juergamora continua, y que la única fórmula para que la cosa parejil funcione consiste en llevar a la práctica el significado de palabras como ilusión, confianza, sexo, franqueza, fidelidad, perdón, paciencia, intimidad, amistad, comprensión, sueños, cariño, camaradería, sinceridad, constancia… todas ellas reducidas a una: respeto. Es verdad que no soy el más indicado para decir que la cosa, en conjunto, no compensa... pero !qué dificil es el asunto coño!
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