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1871. Miércoles, 27 julio, 2011

 
Capítulo Milésimo octingentésimo septuagésimo primero: “Si a la gente le gustara de veras el trabajar, aún estaríamos labrando la tierra con arados de madera y cargándonos los bultos a la espalda para llevarlos de un lado a otro." (William A. Feather, 1889- 1981; escritor estadounidense)

De pronto me ha entrado un dolor metafísico aquí, en el plexo solar, en cuanto ha salido a relucir salud y trabajo. Podía haber dolido otro plexo, pero no, ha sido el solar. Y eso que algunos (y no me gustaría pecar de inmodesto) lo sabíamos desde hacía muuuucho tiempo.

No nos dan vacaciones, nos adjudican unos días justo cuando saben que estamos al límite. No nos dan vacaciones, nos permiten un periodo de convalecencia antes de que lleguemos a la extenuación y sea más costoso para ellos. No nos dan vacaciones, nos “conceden unas semanas”, justo aquellas en los que todo está mucho más caro para que el poco dinero que nos han ido pagando por nuestro trabajo nos lo gastemos rápidamente en cosas que el resto el año valen la décima parte y esos beneficios vuelvan apresuradamente a ellos.
Que para eso, si uno mira la letra pequeña, todo es de los mismos.

En fin, eso, que volveré allá por la segunda semana de septiembre. Mínimo. Siempre claro que antes no me hayan retirado. Hay que tener esperanza, aunque, como decía un tal Nietzsche, la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre. Mientras dejo el blog en piloto automático. Hasta septiembre. Buenos días.