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2198. Martes, 2 abril, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo centésimo nonagésimo octavo: "Las artes femeninas de la guerra son tales que, aunque parece que se retiran de la batalla, siempre vencen". (Ernst Raupach, 1784-1852; dramaturgo alemán)

Me lo enseñaron en el colegio aunque nunca lo había tenido en cuenta: "La sinceridad -me decían siempre- es la virtud que nos lleva a decir siempre la verdad y a mostrarnos al exterior tal y como somos interiormente, manifestando la verdad en palabras y conformando éstas con el pensamiento y las obras". Sólo con la verdad por delante, poniendo trabajo y esfuerzo sincero en buscarla, cuidarla y defenderla, se podrá lograr avanzar como persona.

Nunca es tarde para empezar. Por eso aprovechando que empieza un nuevo mes de una nueva temporada -y gracias a unos sabios consejos que he encontrado en internet- voy a enmendarme y a empezar a decir siempre la verdad. Y además comenzaré a ponerlo en práctica en el sitio más difícil, en aquel donde más suelo mentir: en el trabajo.

A partir de ya mismo fuera la hipocresía:


Es el momento de iniciar la búsqueda de valores más altos, valores que nos lleven a mantenernos firmes a pesar de las dificultades, buscando la verdad y viviendo de acuerdo con ella. Aunque el resultado pueda ser acabar en la oficina del Inem. Pero ¿qué es más importante, perder el trabajo y pasar a cobrar dos años de paro -mínimo- o perder algo tan valioso para una persona como es su propia dignidad?

Evidentemente, no hay color.