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2285. Lunes, 2 septiembre, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo ducentésimo octogésimo quinto: “Llega el otoño caliente, florece el miedo retoño, y anda de crisis la gente hasta el mismísimo moño” (Fermín T. 67 años, opositor)

Ha pasado ya la luz lechosa, el magma tórrido del mes de agosto. Después de las últimas tormentas ha surgido septiembre envuelto en un aire sutil que dora ligeramente el azul de la mar y recorta con un delicado polvillo de oro el perfil de un incomparable paisaje lejano. La piel de las olas es una lámina luminosa y delicuescente que inunda con suaves pasadas la melancolía del recuerdo. Un dulce poesía ha quedado semienterrada en la arena y el vientecillo del otoño empieza a asomar su templada nariz.

Pues será. Pero no hay manera. Por más pedantería poética que uno le quiera echar, la vuelta a la rutina diaria apenas se sobrelleva con toneladas de paciencia.

La vuelta a la rutina diaria es una mierda.