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2286. Martes, 3 septiembre, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo ducentésimo octogésimo sexto: "Si algo he aprendido en esta vida es a no perder el tiempo intentado cambiar mi forma de ser". (Carmen Martín Gaite, 1925 - 2000; escritora española)

La empresa se negó a subirle el sueldo. Descargó su rabia y furor escribiendo una carta anónima al director, llena de amenazas, palabras soeces e insultos groseros que se extendían a todos los miembros de la familia, salpicando a la tercera generación. Al cabo de unos días, el director, con rostro grave, acompañado por un señor que tenía el aspecto de ser inspector de policía, les reunió a todos y solicitó que escribieran al dictado una carta de su puño y letra, debidamente firmada, por supuesto. Respiró tranquilo porque su carta la había escrito con el ordenador.

Al día siguiente diez compañeros fueron despedidos de la empresa y denunciados en el juzgado por "insultos y ofensas" en la persona del director. Otras ciento veinticinco cartas, escritas con ordenador, quedaron sin poder aclararse su procedencia y autores de las mismas.