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2308. Miércoles, 9 octubre, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo tricentésimo octavo: " Las palabras nunca pueden expresar todas las sensaciones que nos invaden al tocar a otra persona”. (Hannah Arendt, 1906-1975; política alemana).

Vivimos rodeados de expertos en casi todo, de vecinos protagonistas de hazañas sólo sabidas por ellos mismos y de demasiados enamorados de su propio discurso. Es condición humana el tender a escuchar sólo lo que queremos escuchar y a dejar fuera lo que no nos conviene. Bien está que lo hagan con ellos mismos, lo malo es cuando se empeñan en imponerte sus gustos. Tú le dices a un amigo que te pida una cocacola y te contesta, “venga bahhhhh, en serio, no me seas maricón ¿qué te pido? ¿Un güisqui, no? ¿Eh?”

Lo siento (poco, muy poco) por si hay alguno por aquí, pero odio a los que creen saber mejor que tú lo que quieres -o dejas de querer- en cada momento. Odio a los gilipollas.