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2319. Jueves, 24 octubre, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo tricentésimo decimonoveno: " A veces, la única manera de lidiar con las cosas horribles de la vida es a través de un oscuro sentido del humor”. (Margaret Cho, 1968, actriz estadounidense)

Un lamentable incidente, que pone de relieve una vez más los pocos escrúpulos de ciertos industriales del sector alimenticio, dio al traste con el matrimonio de Mari Nieves, taquimecanógrafa de profesión, y Juan, empleado de banca. En efecto, al ir a partir la tradicional tarta nupcial, los entusiastas desposados tropezaron con un cuerpo duro. Sin descomponerse, redoblaron sus esfuerzos. Pero tras numerosos intentos y varios cuchillos mellados, cayeron exánimes en brazos de los sorprendidos padrinos.

Llamado el jefe de cocinas, procedió a una exhaustiva investigación, como resultado de la cual fue descubierto en el interior de la tarta un cuerno de animal no identificado. Los invitados, que, dada la mala calidad de los fiambres precedentes, esperaban con ansiedad la tarta, dividieron sus opiniones. Pues para muchos la conducta de Mari Nieves siempre dejó que desear, para otros el cuerno no pasaba de ser una muestra de la incuria de un desaprensivo repostero, ávido de lucrarse incluso a costa de la salud moral de seres inocentes.

No obstante, y por si a los jóvenes les quedara encendido algún rescoldo de fe en su pureza, el padre de Mari Nieves ha llevado la tarta a Consumo, organismo que se ha inhibido en el caso al considerar que la presencia de cuernos no es de su competencia.