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2322. Martes, 29 octubre, 2013

 
Capítulo Dosmilésimo tricentésimo vigésimo segundo: “El humor es la cara civilizada de la desesperación” (Boris Vian, 1920-1959, escritor francés.)

Los paleoncefálicos, que como todo el mundo sabe, son los encéfalos del paleolítico superior, dicen que estamos en la época de la empanada crak. Todo es confusión: la sociedad es un gurigay de críticas y protestas, los políticos dicen y desdicen, unos hablan de recuperación y los otros de desastre, unos prometen salir de la crisis y otros predican la apocalipsis económica.

Pero en medio del pesimismo general siempre sale una pareja feliz empeñada en demostrar lo enamorados que están. Que sí, que el amor, para el que lo empieza, debe de ser maravilloso. Todo el santo día hormonado, y con cariños, y mimos, hablando en diminutivo, hiperventilando con una caricia porque te regalan un arrumaco, un tamagochi, un cojín de Ikea. Ahora, para el que lo sufre, el de los demás, digo, es insoportable. Menos mal que ese amor eterno y exageradamente exhibicionista no suele durar más de unas pocas semanas. Menos mal.