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2370. Miércoles, 22 enero, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo tricentésimo septuagésimo: "Es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación”. (Dorothy Parker, 1893-1967 escritora estadounidense).

Dos entomólogos estaban haciendo un trabajo de campo en Australia cuando de pronto advirtieron que en la orilla del camino ocurría algo extraño. "Vimos unas seis botellas de cristal con escarabajos encima o trepando por un lateral. Estaba claro que estaban intentando aparearse con ellas", cuenta Darryl Gwynne. En su informe, él y su colega, David Rentz, señalaron que los escarabajos se sentían atraídos solo por las botellas de cerveza de cuello corto, de color ámbar oscuro y con la superficie ligeramente alveolada en la base, lo que hace reflejar la luz como las alas de una "superhembra" de escarabajo joya. Haciendo caso omiso de las hembras reales, los machos subían a las botellas y no se bajaban, ni ante el riesgo de morir bajo el sol abrasador o atacados por hormigas hambrientas. Todo en nombre del amor.

Preferir agarrarse a unas cervezas en vez de a unas hembras. Esas cosas solo les pueden pasar a los escarabajos. Claro. Al menos a partir de los cuarenta.