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2500. Lunes, 8 septiembre, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo quingentésimo: "Los monstruos son reales, al igual que los fantasmas. Viven dentro de nosotros, y en ocasiones ganan”. (Stephen E. King, 1947; escritor norteamericano).

Lo de lavarse, la higiene en general, es como una droga, te metes, te metes y cada vez necesitas más. Ya no basta con quitarse la mierda que se ve, ahora hay que meterse dentro de la piel y atacar a las bacterias. Nada de agua y jabón, ahora hay que ponerse desodorante, bodymilk, sales de baño, crema antiarrugas, colonia de baño, bastones para hurgarse las orejas, tiritas en la nariz para arrancarse los puntos negros (racismo de toda la vida), desodorantes para pies, para sobacos, para la boca (que, por cierto, si alguna vez te confundes y te pones el de los pies en la boca supongo que te olería la boca a pies, a pies limpios, sí, pero a pies), todo tipo de dentífricos, colutorios y de hilos dentales (cuando de toda la vida de dios si se te quedaba algo entre los dientes y no tenías palillos a mano, una pasada con el carné de identidad y listo)… Y así hasta el infinito y más allá.

Y ya que estamos, ¿alguien me puede explicar para qué sirven unas bolsas enormes de algodones de colores en bolitas que se compran las señoras?