-   


  

2517. Miércoles, 1 octubre, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo quingentésimo decimoséptimo: "“Los niños son felices porque no tienen en la mente un archivo llamado "Todas las cosas que podían salir mal". (Marianne Williamson, 1952; escritora estadounidense).

La vida siempre ha sido un ciclo. Naces, creces, te reproduces (optativo), envejeces y mueres. Lo más complicado es lo de envejecer. Eso sí, envejecen los demás, nunca uno… que todos pensamos que estamos como hace diez años.

Hay una manera infalible para saber si ya eres viejo: acércate a un niño -con su madre delante !!!siempre!!! o acabarás linchado- y dale una colleja; puede tener dos reacciones: ¿pero señor por qué me pega? o ¿pero qué hace puto viejo de mierda? –según la edad del respondón-, pero te habrás dado cuenta de que ya te ven viejo. Por cierto, ya sé que está feo llamar viejos a los viejos, y algunos hasta se enfadan. Pero si a los viejos hay que llamarles “personas mayores” a los jóvenes habría que decirles “personas menores”, que o todos moros o todos cristianos.

Y para acabar dos señales que confirman que has pasado la vejez y entras directamente en el tiempo de descuento: cogerle el gusto al coñac (o al anís en el caso de ellas), y preferir fumar puros o hacerlo en pipa en vez de darle al ducados o al malboro... que los cigarros, a partir de cierta edad, solo dan ganas de cagar.

Me he liado, lo sé, pero es el primer día del mes y no son horas, que no son horas.