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2549. Lunes, 17 noviembre, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo quingentésimo cuadragésimo noveno: "Ese sueño que eres tú todavía dura”. (Juan Rulfo, 1917-1986 escritor mexicano)

El proceso siempre era el mismo, llegabas con un taco de ellos embutidos en una cruzada –muy cruzada- goma elástica, te ponías delante de otro que tenía lo mismo y empezabas el proceso a una velocidad que ya quisiera la luz: sile, sile, sile, sile, nole, sile, sile, sile, sile.. Y si la velocidad con que lo hacías era alucinante, aquello era un juego de niños comparado con la memoria de ordenador de última generación que desarrollabas en esos momentos: eras incapaz de aprender la tabladelocho, pero no se te escapaba ni un solo animal, raza o protozoo de los doscientos treinta y cuatro cromos de la colección.

Aunque lo mejor, además de descubrir algún nole raro, era pegarlos en el álbum. Los extremos bien, pero por más cuidado que pusieras, nadie te quitaba que en dos de cada tres saliera un bulto en el centro del cromo (que empeñado tú en quitarlo acababa siendo una mala arruga). Un bollo que tanta rabia nos daba y de lo que, por cierto, años después alguien se aprovechó vendiendo aquel abombamiento como cromos en 3D.