-   


  

2570. Miércoles, 17 diciembre, 2014

 
Capítulo Dosmilésimo quingentésimo septuagésimo: “Las manos que ayudan son más nobles que los labios solo que rezan" (Robert Green Ingersoll, 1833 – 1899; filósofo estadounidense).

Pocos están en el secreto y posiblemente después de lo que voy a destapar aquí me cierren el blog, pero no puedo callarme más. En navidad nos drogan. Primero nos drogan luminicamente: tú vas por la calle ves un montón de luces de colores que se mueven, que se encienden y se apagan, que crean formas brillantes... hasta que caes bajo sus efectos y te diriges al primer centro comercial que ves. Una vez dentro, los colores continúan cada vez más fuertes y, a traición, te dan otra dosis, esta vez de droga sonora en forma de villancicos. Ziiiu.. pafff. Adiós al sueldo.

Las pruebas del efecto de las drogas lumínicas y/o sonoras son evidentes. Está demostrado que los seres humanos (personas) se vuelven consumistas con este tipo de luces. Luces que provocan antojos, caprichos y deseos. Por eso lasvegas es así, un sin fin de luces luminosas y parpadeantes en pantallacas de diezpordiez con imágenes que pasan rápidamente. Y por eso también siempre hay carteles intermitentes de neón en los bares de las señoritasputas. ¿Son para que la gente los vea de lejos?, no, son para provocar los más bajos instintos consumistas.

Unas luces de navidad y unos cartelitos de neón que usan el mismo mecanismo que los aparatos atrapamoscas, los bichejos ven esa luz de color lila, se hipnotizan, se acercan a mirar, se acercan a tocar.. y ziiiu.. pafff. Adiós mosca. Por cierto, es curioso que siempre que se oye un pafff fuerte hay alguien que suelta eso de joerrr pues está era bien gorda. Como si nos hicieran falta detalles.

La navidad, un tema al que se le puede sacar mucho jugo. Sobre todo si tienes un exprimidor.