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2641. Miércoles, 22 abril, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo sexcentésimo cuadragésimo primero: “Mira, sólo hay un medio para matar a los monstruos; aceptarlos". (Julio Cortázar, 1914 - 1984; escritor argentino).

¿Qué cosa extraña te pasa por la cabeza?  ¿Qué cable se te cruza para que un día te levantes por la mañana y digas: “mamá quiero ser médico”? ¿Cuál es el factor determinante a la hora de decidir semejante paso? Para ser médico hay que estudiar mucho, aprender un montón de chorradas y aguantar a un montón de gilipollas. Como en las demás carreras, sí, pero con el añadido de años de facultad practicando con cadáveres que, por cierto, ya podían hacer un simulador por ordenador 3d como en el metro o en la fórmula 1.

Así que la única razón por la que alguien quiera ser médico es por hacerse el listo y por bacilar. Te haces médico y te llaman ¡doctor! Después de tantas series en tantas televisiones suena tan bien querer ayudar a los demás, salvar vidas y esas cosas que en las películas llaman altruismo o vocación que.. ¡mola! Hoooombreee igual en otro país sí, pero aquí.. ¡Ja!

¡Ah! ¿Eres médico? ¿Y a qué te dedicas? Pues a recetar con los cartoncitos que te traen de la vez anterior, darles la baja al menor síntoma por si luego te plantan una reclamación y mandarlos al especialista en cuanto la cosa se sale de las dos anteriores. !Ah! y a rellenar informes, muuuuuuchos informes, muchísimos informes.

¡Cuánto daño hacen las series de televisión! !Cuánto daño!