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2700. Viernes, 17 julio, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo septingentésimo: “No hay propiamente edad de la vejez. Se es viejo cuando se comienza a actuar como viejo”. (Georges Clemenceau, 1841-1929; periodista francés).

Lo sé Huma, a pesar de que hoy te caiga un año más sigues sufriendo cada día con esa gran tragedia humana a la que nos enfrentamos todos aquellos que tenemos más edad de la que aparentamos. Ir a abrirte una cuenta en el banco y que te digan: “¡hala qué bien.. ¿y qué te parece si abrimos una cuenta joven, con su tarjeta joven y sus descuentos en conciertos y parques de atracciones?", o que te pidan el carné incluso para entrar en el chiquipark, es desagradable y molesto.

Pero tú míralo por el lado positivo. Aparentar mucha menos edad de la que uno tiene también tiene cosas positivas. Por ejemplo, puedes hacer cosas de críos sin que sea un espectáculo lamentable de ver, que lo hacen tus amigas y parece sacado de una peli del almodovar pero lo haces tú y queda divertido simpático y entrañable. Y puedes ir a las tiendas de ropa donde los yogurines se compran sus trapos y ponerte el último modelo, que se lo pone otra con tus mismos años y parece una yonki de gasolinera. En cambio tú puedes. O la ventaja de entrar en los centros comerciales llenos de azafatas vendiendo seguros, esas chicas cansinas que te preguntan de todo -y te insisten, y te insisten y te insisten- y que en vez de darte el coñazo te esquiven pensando: "pero esta niñata qué va a asegurar si acaba de empezar a vivir".

Y lo mejor es lo de ligar. Si en la adolescencia aparentar menos años era un obstáculo, ahora es lo contrario. Aparece lo que matemáticamente se llama un másmenosdiez de posibilidades. La horquilla de los aspirantes se amplía considerablemente. Tienes a tu alcance a los de tu edad, que siempre buscarán la frescura de la juventud para que les den la caña que los cincuentones ya no aguantan, y tienes a los de veinte que siguen buscando a las mayores.

¿Y qué me dices de cuanto te mueras? Al seguir manteniendo la frescura de la adolescencia a todo el mundo le va a saber mal porque dirán eso de: “ay qué lástima, con lo joven que era”. Y alguien contestará: “pero si ya tenía 115 años”, y el otro: “sí, ya, pero mira que bien se conservaba”.

Para ti, con cariño. Feliz cumpleaños Huma. Te queremos, lo se pas.