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2742. Jueves, 8 octubre, 2015

 
Capítulo Dosmilésimo septingentésimo cuadragésimo segundo: “La muerte está tan segura de vencernos que nos da toda una vida de ventaja” (Josep Piquer, 1806 - 1871; escultor español).

Resulta que cuando te mueres vas al másallá, un sitio en el que tienes a todos tus familiares y seres queridos esperándote para reunirte con ellos. Pensándolo en frío la cosa da un poco de grima, porque vale, tu llegas despistado y eso (que ellos estarán acostumbrados a estar muertos pero a ti es la primera vez que te pasa) y te encuentras, por ejemplo, con un tatarabuelo al que nunca conociste y nunca te conoció pero que, evidentemente, es familia, ¿qué le dices? ¿de qué le hablas? Una situación bastante violenta, imagino.

Pero lo más preocupante, es saber quién decide si los que vienen a recibirte son tus seres queridos de verdad. Por ejemplo, esa tíaabuela que te tiraba de los mofletes cada vez que te veía de pequeño, ¿estaría ahí? Ella posiblemente te quería mucho pero claro tú a ella... Y ya no digo nada si empiezan a aparecer para recibirte antiguas parejas... estando también la actual. ¿Eso quiere decir que te siguen queriendo? O peor, ¿quiere decir que las sigues queriendo? El follón -sin tener tú ni arte ni parte- te lo van a montar por más explicaciones que quieras dar. Una putada oye. Y de las grandes.