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2797. Viernes, 8 enero, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo septingentésimo nonagésimo séptimo: “El ser humano es la medida de todas las cosas". (Protágoras de Abdera, 485 a.C.- 411 a.C.; sofista griego).

Es una pieza intrínseca de las personashumanasvarones pero también muestra indicios de ser una entidad aparte, pues cambia de tamaño, forma y color como por arte de magia. Y es que, en cuestión de penes, somos los mejores. Al menos comparados con nuestros familiares.

Como primates, pertenecemos al grupo de los homínidos, que también incluye al chimpancé, el bonono y el gorila. Pues bien, echando un vistazo (por cuestión científica, claro) a la longitud de sus penes, los varones de nuestra especie podemos estar orgullosos. El tamaño medio de un miembro erecto de un gorila es de unos tres centímetros, y el del chimpancé y el bonono ronda los ocho, mientras que el del humano se sitúa en los trece. Además, mientras que la mayoría de los primates, chimpancés y gorilas incluidos, poseen un hueso en el interior del pene llamado báculo (del latín baculum, vara), el hombre carece de este elemento óseo. Es decir, nuestro pene es mayor en longitud y grosor que el de cualquier otro pariente primate, tanto en términos absolutos como relativos respecto a la proporción entre el tamaño de este órgano y el del cuerpo completo. Y además, no necesita de un armazón interno que le suministre rigidez externa. Aunque, digo yo que esto último -visto el consumo de ciertas pastillas- no sé si al final acaba resultando más un problema que una ventaja. La evolución no siempre acierta.