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2827. Viernes, 19 febrero, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo octingentésimo vigésimo séptimo: “Sólo los buenos sentimientos pueden unirnos, el interés jamás ha forjado uniones duraderas”. (Auguste Comte, 1798 - 1857; filósofo francés).

Ser chico de compañía no es precisamente un oficio nuevo. En la Italia del siglo XVII estaban de moda. Los cicisbei eran jóvenes que hacían compañía a las damas de la alta sociedad en fiestas, actos sociales, estrenos teatrales, óperas… Siempre se situaban detrás de ella y solo podían comunicarse a través de susurros al oído. Tenían también la obligación de escuchar las confidencias de su amante. La relación era consentida y supervisada por el marido de la señora y lo cierto es que no se ocultaba encontrándose varias referencias a esta figura en la literatura, el arte y la música de aquella época. En España estos amigos íntimos eran conocidos como chichisbeos.

Ya sé que las costumbres no se han perdido y hay un gran número de moceríos que trabajan ahora mismo en el sector, pero con un poco más de publicidad y cierto reconocimiento público (su labor social es innegable por lo que las ayudas sociales estarían justificadas), el paro juvenil se reduciría sustancialmente. Demanda hay.