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2914. Viernes, 8 julio, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo decimocuarto: "!La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su manera”. (Fernán Caballero, 1796 – 1877; escritora española).

Es completamente cierto, sin resquicio de duda. Todos los estudios lo indican. Venga, lo voy a soltar rápido porque me quema en las manos: la mayonesa es la mejor amiga a la hora de hacerse una buena gayola. El camino es intenso y a veces duro. Cuesta trabajo y a menudo parece que no lo vas a conseguir, pero las cosquillas valen la pena desde el primer momento. Lo que describo es literal. Pura percepción. Se trata de una fugaz visión cósmica. Con ella la fase final, el escalón que precede a la corrida, se puede prolongar en el tiempo hasta el delirio dotando al correspondiente orgasmo de un vigor y una duración espléndidos.

Luego está cuando la mezclas con el porno. Si elegimos ese trayecto, más fácil y dinámico, perderemos en cuanto a años luz recorridos y matices sensoriales, pero trabajaremos como nunca una melosa fascinación por el placer. No conozco a nadie que lo haya probado y no lo recomiende.

Sería deshonesto por mi parte esconder tan suculenta información. Si hablamos de masturbación, en algún momento tenemos que sacar a relucir la mayonesa. Numerosos ciudadanos se tronchan de risa ante la mera mención de la mayonesa y la paja pero quienes sepan que llevo razón, quienes lo hayan vivido, se estarán riendo asintiendo con la cabeza.

Por cierto, ¿he dicho mayonesa? quería decir maría. ¡En que estaría yo pensando! Y usada de forma terapéutica. ¡Por supuesto!