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Lecturas de verano. 14: "Salvarse por los pelos".

 
Se dice cuando alguien ha logrado salir de una situación complicada o se ha librado de algún daño en el último momento. El modismo proviene del mundo marinero. En tiempos pasados, no era preceptivo saber nadar para enrolarse en un navío, fuera cual fuese el cargo. Entre la tripulación era habitual recomendar a aquellos que se hundían como el plomo en el mar que se dejaran crecer la melena para ser rescatados en el caso de que cayeran por la borda. De hecho, la experiencia enseñaba que la cabellera era el mejor asidero para sacar eficazmente del agua a alguien que se está ahogando, pues la ropa de suele resbalar y la piel es resbaladiza. Incluso quienes sabían nadar también se dejaban el pelo largo. La costumbre estaba tan arraigada que cuando, en 1809, la Marina española ordenó a los marineros que se raparan las cabezas por motivos de higiene, muchos protestaron airadamente. Es más, la medida ocasionó tantos enfrentamientos disciplinarios y conatos de amotinamiento que el decreto fue derogado.
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