Esta locución comparativa se aplica a la persona que da cuenta de un suceso alterando significativamente la verdad de los hechos. Hace referencia a la Gaceta de Madrid, porque sus páginas se leían noticias tan asombrosas e increíbles que pronto adquirió fama de embustera entre sus lectores. Dicha publicación nació en diciembre de 1660, con el título completo "Relación o Gazeta de algunos casos particulares, así políticos como militares, sucedidos en la mayor parte del mundo hasta fin de 1660", y al principio se nutría de artículos traducidos de gacetas extranjeras, igualmente de tinte amarillo, que se editaban en las principales ciudades europeas. Es de suponer que aquella falta generalizada de objetividad se debía a que aquel periodismo incipiente siguió el ejemplo de la primera gaceta de la que se tiene noticia en Occidente: un pliego informativo que publicaba al Serenísima República de Venecia en el siglo XVI para tener al corriente a sus ciudadanos sobre la guerra que sostenían contra los turcos. Estas hojas manuscritas, de carácter parcial, adoptaron el nombre se gazzetta, pequeña moneda de cobre veneciana, que era lo que costaba cada ejemplar. La tradición de las gacetas fue extendiéndose y dio origen a los diarios y demás publicaciones periódicas. Como nota curiosa cabe señalar que la Gaceta de Madrid evolucionó al actual Boletín Oficial del Estado (BOE).