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2977. Martes, 8 noviembre, 2016

 
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo septuagésimo séptimo: “A no ser que la meditación te traiga más risa, más alegría, más espontaneidad, evítala. Si no ocurre así entonces no es para ti". (Bhagwan Shri Rashnísh, 1931-1990; místico indio).

Película. Después de una apasionada noche, la pareja se despierta perfecta. Todavía abrazados, se miran a los ojos, se besan y se unen en una bella escena de extremada pasión.

Realidad. El organismo pide instintivamente un espacio vital para descansar por lo que cada cuerpo se suele despertar en un lado de la cama. Durante la madrugada las bacterias pululan a sus anchas provocando un aliento cercano a una cloaca de aguas fecales. Casi seguro que habrá erección (justo al amanecer el cuerpo llega al mayor pico de testosterona) pero no es cuestión de deseo sino de pura mecánica destinada a oxigenar el asunto. Y sobre todo, que por la mañana el cuerpo necesitará con cierta urgencia eliminar líquidos y desechos, por lo que, seguramente, la pasión pasará a un segundo plano ante la urgente necesidad de ir (como poco) a mear.

Mierda de películas. Menos mal que mañana es fiesta por estos lares. Hasta el jueves pues.