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2935. Miércoles, 7 septiembre 2016
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo trigésimo quinto: “Se necesita ser un hombre sabio para conseguir cosas sin trabajar”. (Proverbio colombiano)
Tomate cherry: se parte por la mitad se abre un poco por el lomo y se aplasta. Ya tenemos el cuerpo. Un trozo de aceituna negra... y tenemos la cabeza. Si no queremos que esté ciega bastan dos puntos de mayonesa. Los lunares se hacen apretando más trozos de aceituna con el agujero de una pajita (para que queden redondos) o simplemente, y para no complicarnos más, con unas gotitas de vinagre de Módena.
Una buena mariquita siempre alegra el día. Pon una mariquita en tu vida.
2934. Martes, 6 septiembre, 2016
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo trigésimo cuarto: “La vida se presenta en un dilema insoportable: lo que vale no dura; lo que no vale se eterniza”. (Ramiro de Maeztu, 1874 – 1936; filósofo español).
En Mongolia la almacenan en sitios frescos con el fin de que cualquier integrante de la casa se la beba cuando tenga calor y le apetezca. En Shenzhen, China, se la conoce como la bebida de los ricos y se vende cara por su alto valor nutricional y sus anticuerpos que ayudan a combatir infecciones respiratorias y gastrointestinales.
Ahora, poco a poco, ya empieza a estar al alcance de todo el mundo.
El Bonyu Bar ( Bar de Leche Materna), ubicado en el Distrito Kabukicho, de Tokio, sirve a sus clientes un vaso de leche materna por unos 18 euros (2000 yenes) o directamente del pezón por 45 euros (unos 5.000 yenes). En una de sus barras, varias mujeres te permiten saborear, por ese módico precio, sus secreciones mamarias. Eso sí, como en todos los sitios gourmets es muy conveniente seguir las recomendaciones de los barman ya que -al ser productos naturales-, no hay dos leches iguales. Así, algunas tienen muy poco sabor, otras son excesivamente dulces y hasta si alguna señora y/o señorita está resfriada, la calidad de su leche puede que no sea la mejor.
Nada como informarse antes de consumir.
2933. Lunes, 5 septiembre, 2016
Capítulo Dosmilésimo noningentésimo trigésimo tercero: "Todo el mundo es extraño y maravilloso para unas pupilas bien abiertas". (José Ortega y Gasset, 1883 - 1955; filósofo español).
Vuelta a la rutina después de recorrer de cabo a rabo un país (demasiado) verde. Un país tranquilo, sin grandes pretensiones, y del que me ha gustado especialmente su filosofía de vida; filosofía de la que me he traído una mochila llena con la intención de aplicármela -a partir de ya- cueste lo que cueste.
- Sólo hay dos cosas de qué preocuparse: si estás bien o estás enfermo.
- Si estás bien, entonces no hay nada de qué preocuparse.
- Si estas enfermo, hay dos cosas de que preocuparse: Si te vas a poner bueno o si acabarás muriendo.
- Si te pones bueno, no hay nada de qué preocuparse.
- Si te mueres, hay dos cosas de qué preocuparse: si irás al cielo o al infierno.
- Si vas al cielo, no hay nada de qué preocuparse.
- Pero si te vas al infierno no vas a tener tiempo de preocuparte... porque vas a estar condenamente ocupado saludando a todos tus amigos.
Y ahora, al lío.
Lecturas de verano. 31: “Dar en el clavo”.
Esta expresión, se asocia habitualmente con la acción de martillar, clavar, pero no es esa la procedencia del dicho. En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado “hito”, que consistía en fijar un vástago o un gran clavo a cierta distancia de los participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos tejos anillados de hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían acertar con el aro en el hito, como el hito generalmente era de hierro, solía ser un clavo, la expresión “dar en el clavo” pasó a ser lo mismo. Pasado el tiempo y como ha sucedido con casi todos los dichos, se comenzó a utilizar con otro sentido, como el equivalente a atinar en la solución de alguna cosa complicada y/o difícil.
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Lecturas de verano. 30: “Apaga y vámonos”.
Se usa cuando al ver que una cosa toca a su fin, o cuando se oye o se ve algo disparatado o sin sentido. Su origen parece venir como casi todas de la voz popular; al parecer en el pueblo de Pitres, Granada; en dicha localidad, dos sacerdotes, se disputaban una plaza de capellán, y apostaron quién de ellos decía la misa más rápida. El primero oyendo al segundo como comenzaba la celebración diciendo: “Ite, misa est”, que es la frase en latín con la que se concluía tras la bendición final, le dijo al monaguillo que sujetaba la vela: “apaga y vámonos”.
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Lecturas de verano. 29: "Tié q'haber gente pa'tó".
La frase rotunda que se atribuye al maestro del toreo cordobés Rafael Guerra “Guerrita”, aunque otros también la atribuyen al torero Rafael “El Gallo”; según las fechas, parece ser más creíble que fuera el torero sevillano que al cordobés. Se dice en el mundo del toreo, que después de una exitosa corrida en Madrid, era habitual que los diestros ofrecieran una fiesta en el hotel que se hospedaban a los amigos, periodistas y gente relacionada con el mundo de las artes y la cultura, siendo así, en una de esas celebraciones acudió Don José Ortega y Gasset, se le presentó al matador como “filósofo”, a lo que el maestro inquirió sorprendido: –¿Filósofo? ¿y eso qué es? Le explicaron que se trataba de alguien que trabajaba sobre las ideas y el pensamiento, a lo que Rafael Guerra, asombrado por tamaña profesión, sentenció haciendo famosa la frase: –“Tié q'haber gente pa'tó”-.
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Lecturas de verano. 28: "Atar los perros con longaniza".
Esta frase se remonta a principios del siglo XIX, y más concretamente a Candelario, un pueblo de la provincia de Salamanca, cerca de Béjar, muy famoso por sus embutidos, en el que vivía un conocido fabricante de chorizos que se llamaba Constantino Rico, apodado “El choricero”, cuya figura la inmortalizaría el pintor Ramón Bayeu en un tapiz que hoy se puede ver en el Museo del Prado. “El choricero” tenía su factoría en la que trabajaban varias empleadas, en los bajos de su casa y en una ocasión, una de ellas, en la que la prisa le acuciaba por las circunstancias, no se le ocurrió más que atar a un perrito a la pata de un banco, usando, una ristra de las longanizas que estaba embutiendo, en ese momento, entró un muchacho, hijo de otra de las trabajadoras a dar un recado a su madre y presenció boquiabierto la escena, salió rápidamente a de divulgar que en casa del “Choricero” se atan los perros con longaniza. La expresión, se hizo habitual en el pueblo y se difundió por toda España, y se utiliza cuando se hace ostentación de riqueza y derroche.
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