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3021. Jueves, 26 enero, 2017

 
Capítulo Tresmilésimo vigésimo primero: “No tires el agua sucia hasta que tengas otra limpia”. (Refrán castellano).

Aunque pueda parecer lo contrario, los retretes, cuyo propósito principal es la limpieza, tienen una capacidad asombrosa para producir suciedad y para ensuciarse lo que los convierte en habitaciones sospechosas y muy peligrosas. No hay que ser un genio para entender que la gente que usa la ducha está sucia, pues de lo contrario no necesitarían ducharse. Y el que entra sucio a la ducha deja tras él toda la porquería que se quita del cuerpo. Gotea agua turbia sobre el suelo, ensucia los azulejos limpios con los dedos y deja todo tipo de manchas y marcas a su paso.

Y lo peor, cada vez que tiramos de la cadena con la tapa abierta, lo habitual que hacemos todos, millones de gérmenes salen despedidos para posarse sobre todas las superficies, unos gérmenes que salen directamente de una taza que se acaba de usar y no precisamente para rezar el rosario.

Un poco de cosa sí que da pensarlo, sí.