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3058. Martes, 21 marzo 2017

 
Capítulo Tresmilésimo quincuagésimo octavo: "La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste”. (Lucio Anneo Séneca, 4 a.C. - 65 d.C.; filósofo romano).

Si hay deportistas obsesionados por hacer cosas raras (cómo si hacer deporte no fuera ya de por sí una cosa rara) son los surfistas. Por alguna extraña razón, a la mayoría de ellos les encanta pasar por la peluquería antes de irse a la playa: se hace mechas, se hidratan las puntas y se decoloran el pelo. Todo ellos con el fin de mimetizarse con la imagen del surfista californiano rubio (rubísimo) y convenientemente bronceado (bronceadísimo).

¿Hay algo malo en esto? Pues no, si no fuera porque la mayoría pierden el tiempo enredándose en inverosímiles explicaciones para justificar lo evidente, diciendo sin rubor que la culpa de semejantes brillos la tiene el sol porque les aclara el pelo siete tonos.

Y los niños vienen de París.