Capítulo Tresmilésimo ducentésimo trigésimo tercero: “Ni tan aprisa que te mates, ni tan despacio que no andes”. (Refrán castellano).
No sé si el rumor de que por sacar menos de diez euros en un cajero, el banco -por pedirle poco dinero- te premia al acabar con un juego del solitario o un buscaminas, pero algo de eso debe de haber cuando tanta gente se eterniza mirando embobada la pantallita en cuestión aunque técnicamente ya lo ha hecho todo. Sobre todo si estás tu esperando a que acabe. Ley de Murphy.
Peluchepráctico: cuando hay alguien en el cajero y la cosa se alarga demasiado, (osea-sé, siempre) basta con decir: "Señora, ¿puede repetir el último número, que no lo he visto?"
