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3319. Miércoles, 6 junio, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo tricentésimo decimonoveno: "Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos”. (Baltasar Gracián, 1601- 1658; filósofo español).

En un vuelo de Washington a Dallas (en los EE.UU. de América), se vivió un episodio de terror aéreo cuando una pasajera pensó que la mejor forma de disimular el pedo que se acababa de tirar era encender cerilla tras cerilla hasta que se fuera el olor, como mismamente, según ella, hacía en su casa. Lo que logró fue un aterrizaje de emergencia y quedarse en tierra. Aparte de la correspondiente multa.

Con lo fácil que es poner cara rara y lanzarle al de al lado una sanguinaria y cruel mirada acusadora. Como hacemos todos.

Y ya hablando de cosas más serias y que de verdad importan: no sabe uno lo que es pasar vergüenza de verdad hasta que vienen a cambiarte la campana extractora. Comprobado.