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07082018. De vacaciones, que siempre son mejores de lo que podrían ser.
Afirmar que son partes del cuerpo “inútiles” o que “ya no los necesitamos” sería arriesgado, pues en ciencias siempre hay nuevos descubrimientos y nuestro propio organismo jamás ha dejado de sorprendernos Sin embargo, a día de hoy, existen en el cuerpo tendones, huesos, nervios y demás órganos que alguna vez tuvieron un papel más relevante en nuestros antepasados, pero que ahora parecen no tener función alguna en la mayoría de las personas.
- Costilla cervical (también llamada de Eva).Un par de costillas cervicales -tal vez restos de la edad de los reptiles- todavía aparecen en menos del 1% de la población, a la altura de la séptima vértebra cervical. A algunos les causan ciertos dolores en nervios o arterias pero, fuera de una «protuberancia inusual», la mayoría de las veces son “inofensivas”.
- Órgano de Jacobson (vomeronasal). Un pequeño pozo que se ubica en cada lado del tabique nasal y está revestido con quimiorreceptores que, al menos en los humanos, ya no funcionan. Puede ser lo único que nos resta de una capacidad extinta de detección de feromonas.
- Músculos externos de las orejas. Este trío de músculos hizo posible que los prehomínidos movieran sus orejas independientemente de sus cabezas (como lo hacen los conejos y los perros). Todavía los tenemos, pero muy pocos pueden «mover las orejas».
- Muelas del juicio. Los humanos primitivos tuvieron que masticar muchas plantas para obtener suficientes calorías, haciendo de esa otra hilera de molares algo indispensable. Ahora sólo 5 % de la población actual tiene un conjunto saludable de estos terceros molares que, por lo regular, se sugiere extraerlos para que no empujen y deformen al resto de la dentadura.
- Tubérculo de Darwin. Es un diminuto punto plegado de la piel hacia la parte superior de cada oreja que se encuentra ocasionalmente en algunas personas. Se cree que es un remanente de una forma más grande que ayudó a captar sonidos distantes a nuestros antepasados.
- Músculo subclavio. Este pequeño músculo, que se extiende bajo el hombro desde la primera costilla a la clavícula, sería útil si los seres humanos aún camináramos en cuatro patas. Aunque quién sabe si alguna vez retomemos esa postura: la evolución -es decir, la forma de adaptarnos al medio para sobrevivir- siempre toma “caminos inesperados”.
- El vello corporal. Las cejas ayudan a evitar que el sudor caiga en los ojos; a veces el pelo facial masculino influye en la selección sexual de una pareja; pero la mayor parte del pelo que queda en el cuerpo humano no tiene ninguna función práctica.
- Pezones masculinos. Los conductos glactóforos se forman mucho antes de que la testosterona cause diferenciación sexual en un feto, por eso hombres y mujeres nacemos con ellos. Sí: los hombres también cuentan con tejido mamario que puede ser estimulado para producir leche.
- Músculos erectores del pelo. Los seres humanos conservan esta capacidad -la llamada “piel de gallina”-., pero ahora que hemos perdido tanto pelo corporal, dicha reacción, que se activa en situaciones de temor o peligro -para parecer más grandes o temerarios ante un posible enemigo, no tiene sentido.
- Útero masculino. Un remanente de un órgano reproductor femenino subdesarrollado y pequeño que cuelga aún de la próstata.
- Musculus comitans (nervio mediano). Si alguien es capaz de juntar el pulgar con el dedo índice y de levantar una línea a la altura de la muñeca, pertenece al 85% de la población que conserva este músculo largo y estrecho. Se cree que a nuestros antepasados les sirvió para tener más fuerza en los brazos al momento de trepar o colgarse de algo. Ahora los cirujanos lo aíslan para hacer alguna cirugía reconstructiva.
- Membrana nictitante. Un antepasado en común entre las aves y los mamíferos pudo haber tenido una membrana para proteger el ojo -justo como hacen la mayoría de los reptiles-. Los seres humanos aún conservamos un pequeño pliegue en la esquina interna del ojo, reminiscencia de aquella.
- Músculo plantar. Situado en la región posterior de la pierna, a menudo es confundido con un nervio por los estudiantes de medicina primerizos; antes servía para agarrar objetos con los pies. Ha desaparecido por completo en 9% de la población mundial.
- Costilla 13. Nuestros “primos” más cercanos, chimpancés y gorilas, tienen más costillas que nosotros. La mayoría tenemos doce, pero 8% de la población llega a nacer con una extra.
- Músculo piramidal. Más del 20% de nosotros carece de este diminuto músculo triangular parecido a una bolsa que se adhiere al hueso púbico. Puede ser una reliquia de una bolsa marsupial nunca desarrollada.
- Coxis. Estas vértebras fusionadas son todo lo que queda de la cola que la mayoría de los mamíferos todavía utilizan para el equilibrio y la comunicación. Nuestros antepasados homínidos perdieron la necesidad de una cola antes de que comenzaran a caminar erguidos.
- Senos paranasales. Los senos nasales de nuestros primeros antepasados tal vez estuvieron revestidos con receptores de olores que dieron un mayor sentido del olfato, lo que ayudó a la supervivencia. Nadie sabe por qué conservamos estas cavidades, con la excepción de que hacen la cabeza más ligera, y ayudan a calentar y humedecer el aire que respiramos.
Y además...
- Los zapatos conviene comprarlos al final del día, cuando los pies están más hinchados.
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