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09082018. De vacaciones, que siempre son mejores de lo que podrían ser.

 
La moda por la comida presuntamente “sana” tiene más de márquetin que de otra cosa. La mayoría de los productos que se comercializan bajo etiquetas como “ecológico”, “libre de aditivos” o “sin azúcar” contienen poco o ningún alimento natural y sí bastantes aditivos para que duren, tengan sabor y sean más baratos de producir. Aunque los cobren a un precio bastante superior.

- Atún en lata. Casi todas las marcas mezclan atún con fibra de soja texturizada para que cunda más. Además, mucho de lo que venden como “de alto contenido proteico” proviene de los aditivos que le añaden.

- Surimi. Aunque es un término japonés que significa “carne de pescado picado”, pescado es lo que menos contiene (además, la que lleva procede de sobras que no suelen comercializarse y partes “extrañas”. Más bien es una pasta con algunos aditivos para mejorar su textura: almidón de patata, sólidos de la leche, albúmina de huevo y gluten.

- Zumos naturales. Algunos dicen estar hechos 100% de fruta, pero en realidad tienen menos del 10% de pulpa, que muchas veces mezclan con almidón. Además, muchos están hechos a base de saborizantes artificiales para darle un sabor presuntamente natural.

Puré de patata. Como mucho contienen un 41% de patata. ¿El resto? Puro almidón modificado químicamente para hacerlas resistentes al calor y la congelación), harina de arroz molido y gran cantidad de sal y aceites refinados.

- Yogur griego. En teoría es el que más proteína contiene, (solo si es natural), con fermentos lácticos y sin suero (lo que le da la consistencia cremosa).Pero como su procedimiento es más costoso y su sabor poco apropiado para el gusto de la mayoría, las marcas le añadieron mucha azúcar para darle sabor y almidón para hacerlo “rendir”.

- Pechuga de pavo. Es la estrella “bajo en grasa”, “sin sal” o con “menos calorías”, pero eso no significa que sea sano. Es un ultraprocesado que, con suerte, tiene 70% de pavo, pero el 30% restante son espesantes, como harinas (por eso algunas están marcadas como “sin gluten”), sal, proteína de soja, leche en polvo y, por supuesto, azúcar.

- Leches vegetales. Las estanterías se han llenado de productos que dicen ser “leches” fabricadas con granos y semillas (arroz, avena, soja, almendra, coco) y sobre las que han trasladado la idea de ser “mejores “. Basta fijarse para ver que la gran mayoría dice “bebida sabor almendra”, y es porque tienen solo 2% de su ingrediente principal y el resto es relleno: agua, azúcar, fécula de tapioca o maíz, y goma xantana.

- Nuggets. Algunas marcas aseguran estar hechas de pechuga de pollo, pero solo la contienen en un porcentaje bajo, el resto es carne deshuesada de otras partes, pasta de pollo (casi 35% del producto) y hasta la piel. Además, le agregan otros ingredientes, como aceite vegetal, harinas, almidones, sal, saborizantes artificiales, especias y (como no) proteína de soja.

Y además...

- Usando extracto de vainilla para limpiar el horno se consigue que cuando se cocine en él huela muy bien toda la casa.