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10082018. De vacaciones, que siempre son mejores de lo que podrían ser.

 
Desde que se descubrieron, el tratamiento más común para cualquier tipo de infección bacteriana han sido los antibióticos. Sin embargo, el gran número de resistencias que se están empezando a producir por su elevado uso está dando paso a otros tipos de tratamientos que, aunque pueden sonar extraños parece que empiezan a dar resultados,  especialmente en algunas infecciones del tracto digestivo.

Aquí es donde los trasplantes de heces entran en acción. El procedimiento es, en apariencia, sencillo: se recoge excremento de un donante sano; se mezcla en una solución salina y se introduce al paciente por medio de un enema. Otro método es la ingesta de cápsulas con contenido fecal que se desintegrará solo allegar al intestino delgado. Su trabajo es reemplazar las bacterias «buenas» restaurando el balance normal de las paredes intestinales.

El primer registro que se tiene del uso medicinal de las heces data del siglo IV en China, con un método utilizado para tratar diarreas severas y envenenamiento. La receta dictaba que la materia fecal debía consumirse seca, fermentada o proveniente de un niño, y acompañada de más ingredientes que pretendían hacer más «agradable» la ingesta. En Occidente se comenzaron a explorar las «propiedades curativas» del excremento hasta 1978, cuando el Dr. Ben Eiseman, de la Universidad de Colorado, estudió el uso de enemas fecales como tratamiento para curar a cuatro pacientes de infecciones intestinales peligrosas. El resultado fue bastante prometedor: en 86% de los casos logró detener los dolorosos síntomas y combatir la infección.

El primer banco de heces del mundo, denominado OpenBiome, abrió en Massachusetts, EE.UU. en el 2012. Esta organización sin ánimo de lucro se dedica a la investigación y colaboración con distintas clínicas, investigadores y hospitales Al día de hoy han enviado más de 30.000 tratamientos a varios países, es decir, han procesado cerca de dos toneladas de caca. La historia de su nacimiento es ciertamente curiosa. El primo de uno de los miembros fundadores de OpenBiome pasaba por una situación complicada, ya que los medicamentos parecían no ayudarle en un grave caso de infección, por lo que, sabiendo de los casos de éxito de trasplantes fecales y armado con una licuadora, un tubo para hacer enemas y las «muestras» de un compañero de la universidad, «experimentó» con su propio cuerpo.

A día de hoy existen varios bancos de heces.

- OpenBiome EE. UU., 2012.
- Medical University Graz, Austria, 2012.
- Portsmouth, Reino Unido, 2013.
- Saint-Antoine Hospital, AP-HP Francia, 2014.
- University Hospital Cologne, Alemania, 2014.
- Leiden University Medical Centre, Países Bajos, 2015.
- Birmingham, Reino Unido, 2015.
- Hospital Ramón y Cajal, España, 2016.

Las condiciones para ser donante de heces no son fáciles, sólo el 4% de los candidatos son escogidos a través de un proceso largo -se hacen, por persona, 27 exámenes de heces y de sangre- y caro -el coste para el laboratorio ronda los 5.000 euros por donante ya que es indispensable asegurarse de que podrán comprometerse a un riguroso y saludable estilo de vida que les permitirá proporcionar muestras con regularidad. Un donador constante gana, como media, 50 euros por «deposición», que pueden sumar una buena cantidad al año".

Y además...

Un macarrón -no de pasta sino de plástico-, una boca y dos (aunque uno es suficiente) pulmones bastan para obtener gasolina de otro coche. Hay que sostener el final del tubo más arriba de la boca del depósito, donde va la otra punta, y absorber. La gasolina es menos densa que el agua y subirá rápido.