Capítulo Tresmilésimo tricentésimo cuadragésimo noveno: “Puede que la verdad esté allá afuera, pero las mentiras están dentro de tu cabeza” (Terence David John, 1948 - 2015; escritor británico).
Existe una teoría que afirma que, si alguien descubriera lo que es exactamente el Universo y el porqué de su existencia, éste desaparecería al instante y sería sustituido por algo aún más extraño e inexplicable. Ya se encargarían de ello los que de verdad manejan el cotarro.
Porque todo lo que ocurre -sin importar lo cruel, absurdo e injusto que pueda ser-, adquiere coherencia si sabemos la causa, y esa causa, -que nos intentar ocultar a cualquier precio-, no es otra que la existencia de grupos secretos y poderosos dedicados a dirigir nuestros destinos.
Francmasones,
homeópatas,
globalistas,
madonna y beyoncé, los
illuminati, los de
telecinco o los
reptilianos son algunos de los que, desde la sombra, están empeñados en hacernos la puñeta cada día. Ellos, y no nosotros, son los responsables de cualquier cosa mala que nos pasa.
Aunque ninguno llega al extremo de inmoralidad, indecencia y perversión de las compañías farmacéuticas que, como todo el mundo lógico y coherente sabe, hace tiempo que consiguieron el elixir de la eterna juventud y nos lo ocultan para poder vendiéndonos sus medicamentos y así seguir sacándonos el dinero.
Son malos. Muy malos.