Capítulo Tresmilésimo tricentésimo quincuagésimo primero: “El primer lugar donde alguien puede encontrar su verdadera belleza es buscando dentro de sí mismo”. (Rhonda Byrne, 1945; escritora australiana).
Trabajo viene del latín
tripaliare, ‘torturar’, y deriva del mismo idioma tardío
tripalium, “tres palos”, instrumento empleado en el Imperio romano para inmovilizar caballos y ganado al momento de herrarlos o curarlos, y que después también fue usado para amarrar a los esclavos que serían azotados. Esta asociación del trabajo con actividades obligatorias dolorosas, cansadas y muy, muy molestas es universal: la palabra equivalente del francés,
travail, comparte la misma raíz latina que implica una labor indigna y dolorosa; en el inglés,
work, viene de la palabra del inglés antiguo
wyrcan, derivado del germánico común
wurkijana, ‘hacer’, y del gótico germánico
wrikan, “persecución”; mientras que el término checo
rabota (del que también deriva
robot) habla de los trabajos forzados de la servidumbre y de los esclavos.
En todo el mundo trabajar es malo. Solo los que no lo hacen, pero pretenden que los demás sigan haciéndolo para beneficiarse de ello sin dar un palo al agua, son los que siguen empeñados en vendernos sus “fantásticas” (de fantasiosas) bondades. ¡Qué no nos engañen! ¡Qué trabajen ellos!