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3365. Martes, 11 septiembre, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo tricentésimo sexagésimo quinto: “Mucho todos somos iguales, mucho todos somos iguales, pero luego llega un negro, se baja los pantalones y te deja por mentiroso".

Aunque apenas haga apenas un siglo de la popularización del rollo de papeldeculo lo de buscar algo con lo que limpiarse el ídem nunca había sido un gran problema. Los romanos usaban esponjas que lavaban para utilizarlas repetidamente; en las rutas de las caravanas que traían especias de Oriente y de la India se han encontrado trozos de tela (usados) dentro de los antiguos inodoros que escavaban en el suelo; lo de las hierbas del campo (mucho mejor si se conocían) siempre fueron una solución mucho mejor que esa lija de papel de embalar al que llamaban el Elefante (las hojas de parra o de col según la temporada causaban furor); piedras, que las había muy apañadas para este menester, y los periódicos y revistas detodalavida, que servían, además de para su uso más común, lectura interesante y hasta entretenimiento.

Cada uno se apaña como puede (incluso hay quien no se apaña). Normal. Lo que no sabía yo es que hace un huevo de años, por el siglo XVII más o menos, se puso de moda entre las señorasdebien el “Madame’s Double Utility Fan” literalmente un "abanico para damas de doble utilidad", que, hechos de bambú y con una cubierta satinada con encaje y pintado a mano, tenían en el mango un compartimento secreto con 150 pequeñas hojas de papel para que sus poseedoras pudieran limpiarse más o menos bien después de aliviarse en sus necesidades.

Y digo yo que, vista la escasez del papeldeculo que hay ahora en la mayoría de sitios públicos en los que un apretón puede causar su necesidad, no estaría de más que se volviera a poner de moda algo parecido. Aunque fuera mediante alguna app del móvil. Negocio seguro.