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3389. Martes, 16 octubre, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo tricentésimo octogésimo noveno: "El hombre, un ejemplo de la sin par paciencia de la naturaleza". (Christian Morgenstern, 1871 - 1914; escritor alemán).

Aparte del típico mordisco por uno de ellos, hay, como todo el mundo sabe, varias causas por las que cualquier personahumana puede convertirse en vampiro: nacer en un día consagrado, con dientes o con un tercer pezón, por ser el séptimo hijo de un séptimo hijo, o que un gato, un viento o una vela hayan pasado por encima de tu cadáver cuando te estén enterrando. Por ejemplo.

Es verdad que ser vampiro tiene sus desventajas, y no lo digo por no poder tomar el sol -que eso hasta los médicos lo recomiendan- sino por tener que estar toda la eternidad cuidándote de ajos, crucifijos, o aguas benditas, que no deja de ser un coñazo, además de aguantar a tanto sobrado intentando clavarte una estaca para hacerse el interesante contándolo luego por ahí.

Pero las ventajas pueden hasta compensar: poseerás la fuerza de varios hombres, serás capaz de volar o de cambiar de forma, podrás convertirte en niebla o vapor, tendrás habilidades hipnóticas, serás virtualmente inmortal, podrás generar otros vampiros, visitar sin miedo a los cementerios de noche y, lo más importante de todo: no te desmayarás cuando veas alguna gota de sangre, algo que, evidentemente, puede ahorrar más de una situación embarazosa.

Será cuestión de hacer una lista pros y contras, que nunca se sabe cómo está uno más mejor. Y por probar...