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3414. Viernes, 23 noviembre, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo decimocuarto: “Come a gusto y placentero, y que ayune tu heredero”. (Refrán castellano).

Dicen los expertos que la belleza de primera impresión está en la cara y que hay cinco puntos que las hacen atractivas: su simetría, mientras más parecidos entre sí sean los dos lados de la cara, más atractivo es el rostro; una distancia armónica entre los ojos, la distancia entre un ojo y otro debe ser de la misma medida que un ojo; una boca grande, con un mayor tamaño que los lóbulos de la nariz (pocas culturas aceptan lo contrario) y con buena dentadura; una piel bien cuidada, que revelaría buena salud; y unos labios firmes y gruesos, que indicarían fuerza para resistir las infecciones.

Y sin embargo, en lo que más se fijan los hombres al conocer a una mujer es en sus pechos. A los ocho segundos ya tienen la mirada clavada en las tetas.

Pero, y al contrario de lo que se creen las creídas de ellas, no lo hacen por una cuestión lúbrica sino buscando información: unos pechos bien desarrollados son señal de que la mujer salió de la pubertad y se puede reproducir.

Algún degenerado habrá, pero la mayoría de los tíos simplemente lo hacen, como es evidente, por cuestión informativa.

Que son todas unas mal pensadas.