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3415. Lunes, 26 noviembre, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo decimoquinto: “En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: sigue adelante”. (Robert Lee Frost, 1874 – 1963; cantante estadounidense).

En invierno, por aquello del frío y tal, todos hacemos cosas estúpidas. Por ejemplo, pensar -sin venir a cuento- en esos patos atrapados en el hielo, con sus pequeñas patitas (las patas de los patos) agitándose sin poder salir; ver cómo se dispara la factura del gas y no querer hacer nada para que aquello pare; recordar con (mucho) cariño las (antes insoportables) olasdecalor del verano; sudar en el autobús (¿por qué nadie abre una ventana?), o empaparse de todo lo que pongan por la tele ante la alternativa de sacar la mano de debajo de la manta para cambiar de canal (uno se traga la media hora de anuncios que ponen cada cinco minutos, echen lo que echen… y echan cada gansada que paqué).

Son cosas absurdas pero que más o menos tienen su lógica. Lo que, cuando hace frío, ya no es tan entendible es que a cada momento alguien se empeñe en decirte que hace frío (y !el frío que hace!), sobre todo si lo hace acompañándolo de palabras como rasca, birujis o el coñazo de “ni frío ni calor, cero grados”.

¿De verdad se piensan que no nos hemos dado cuenta ya? ¿Tan tontos parecemos?