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3421. Martes, 4 diciembre, 2018

 
Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo vigésimo primero: “Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones”. (Oscar Wilde. 1854 - 1900; escritor irlandés).

Para quienes hemos nacido en el siglo pasado (da igual si antes o después, si más cerca de la guerra fría o de los años del ahímecoléyentufiestameplanté), la vida se componía de absolutos. Creías en Freud o en Marx, eras de los Beatles o de los Rolling. Nos movíamos con la soltura propia de quienes tienen sus criterios establecidos firmes como rocas y nos creímos (¡cándidos éramos pordios!) grandes eslóganes que, años más tarde, solo han servido para colocarlos en la taza del café y vendernos nostalgia.

El siglo XXI nos cogió por sorpresa, entre bytes, redes sociales, cultura de consumo inmediato y sorprendidos de que el paso del tiempo no se haya llevado todos aquellos problemas que deberían estar resueltos hace tiempo: la pobreza, la igualdad de los derechos, la violencia en el mundo…

¡Cuánta ingenuidad!

La vida es una constante evolución y merece compromiso y esfuerzo, sí, pero también algo de frivolidad y mucho sentido del humor. A estas alturas ya deberíamos de haber aprendido a no tomarnos demasiado en serio nada. Salvo la muerte y los impuestos, claro.