Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo vigésimo quinto: “¿No sería más sádico para un sádico negarle latigazos a un masoquista?”.
Es verdad que me divierte esperar en los pasos de peatones a que vengan coches para empezar a cruzarlos (soy una persona muy coherente), pero reconozco que algunos van a tal velocidad que me da como cosa ponerme a hacerlo por si acaso no se paran.
Por eso, ahora que andan peatonalizando cosas y tal, una idea degratis que nos interesaría a muchos: ¿podría el ayuntamiento pagar a alguien para que empezara a cruzar los pasos de peatones cuando los coches vienen a mucha velocidad?
A lo mejor es un poco capricho, pero es que arriesgarse a lo tonto pues como que no. Quererse uno tanto también tiene desventajas.