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3443. Martes, 22 enero, 2019

 
Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo cuadragésimo tercero: “De los placeres sin pecar el más barato es el cagar”. (Refrán español).

Hay inventos tan simples como útiles. Y el orinal ocupa un lugar más que privilegiado por ambas cosas. ¡Anda y que no ha sacado de apuros el aparatito en cuestión a la gente durante siglos! Daba igual que fuera un modelo básico, de los que solía haber varios en cada casa (por la cuenta que les traía), que uno más especializado tipo bourdaloue, un orinal personalizado para las damas y hecho a medida para cada una (cada culo es un mundo) que en el siglo XVIII se escondían sus afortunadas usuarias bajo las faldas y así poder hacer aguas mayores y/o menores sin problema. Prácticas ellas.

Eso sí, no todos se podían permitir el lujo de destinar el recipiente para un solo uso, sobre todo si ese uso no acostumbraba a darse simultáneamente. Por eso, la gente sin muchos posibles solía usar el mismo recipiente por el día para comer, y por la noche para atender a sus necesidades de evacuación. Un gran ahorro en todos los sentidos del que podíamos aprender, que nos hemos vuelto muy tiquismiquis. Y en peores garitas hemos hecho guardia, !qué leches!