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3470. Jueves, 28 febrero, 2019

 
Capítulo Tresmilésimo cuadringentésimo septuagésimo: “Camarero, ponga una de calamares a la rumana, por favor. - Será a la romana. - Irina, cariño, dile al camarero este de dónde eres”.

Una tribu del Amazonas (los Yanomamö) quema a sus muertos para que los familiares, un año después, consuman la ceniza en una sopa. Los Dani, un pueblo de Papua Nueva Guinea, se cortan los dedos cuando algún familiar fallece para expresar su pena a través del dolor. En Madagascar hacen, cada siete años, el Famadihana, desentierran los cadáveres, los envuelven en telas y baila con ellos. Los practicantes del Aghori, una rama del hinduismo, comen la carne cruda de los muertos (creen que les da poderes físicos y mentales superiores), obtienen su ropa de los difuntos y beben usando como vaso el cráneo del cadáver (eso es reciclar y no lo la mierda del contenedoramarillo).

Estaba yo pensando que aquí, que somos más recogiditos y tal, podíamos, justo antes de morir, tragarnos un buen puñado de maíz y así hacer que la incineración fuera más entretenida. Que comer palomitas recién hechas contemplando el fuego (que siempre es hipnótico), es algo que le gusta a todo el mundo. Aunque sea en un velatorio.

Por variar un poco y eso.