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3549. Miércoles, 31 julio, 2019

 
Capítulo Tres milésimo quingentésimo cuadragésimo noveno: “Si alguien conoce a bito, que le diga que aquí tenemos una tarjeta que dice que es de él”.

Ya sé que eran otros tiempos, y las cosas que ahora son políticamente correctas entonces eran unas mariconadas incluidas (mínimo) en la ley de vagos y maleantes.

Pero si cuando eras niño los referentes con los que te "educabas" eran un Tarzán en taparrabos pegando gritos, una Cenicienta llegando -como muy pronto- a medianoche (y porque no tenía otro remedio), a un retaco (nunca mejor dicho) como Pinocho mintiendo compulsivamente, al Batman conduciendo a 300 por hora, a unos superhéroes que no decían la verdad ni queriendo, a la Bella Durmiente vaga como ella sola y usando de criados a pobres animales para que se lo hicieran todo, a la Caperucita desobediente redomada que pasaba ampliamente de los consejos de su madre, a una Heidi que no se cambiaba de ropa en años a pesar de revolcarse por todo lo revolcable, a un Pulgarcito poniéndolo todo perdido con esa manía de tirar migas de pan como un descosido, a un señor como Popeye fumando hierba "ligeramente" anabolizante a todas horas, o a Asterix, el gran héroe invencible que luchaba contra los poderosos poniéndose de "pociónmágica" hasta el culo (y que encima le pasaba sin problemas de recetas el camello del pueblo, ¡mandahuevos!)...

… demasiado bien hemos salido.

Pero demasiado bien.