Capítulo Tresmilésimo quingentésimo sexagésimo noveno: “A quien últimamente haya perdido cuatro kilos le aviso que los tengo yo”.
Hasta ahora no ha sido mala la idea de poner fechas concretas para felicitar la navidad, ahorrándonos así el descontrol que existe ahora en el que cualquiera te puede desear felicesfiestas cuando le salga de los cojones. Tampoco ha estado mal la idea de cambiar las peladillas por piedras parecidas y así podernos reír un rato y relajar una época tan agobiante.
En la misma línea, y también con tiempo suficiente, otra petición. Que todos los que se empeñan en felicitarte el año nuevo desde otros países, aprendan a poner la ñ en su móvil (que está, que sí, que solo hay que buscarla), porque es un coñazo que te estén deseando una y otra vez un ano nuevo.
