Capítulo Tres milésimo quingentésimo nonagésimo séptimo: “¿Soy el único que cuando oye decir indeleble se pone a tararear la canción de los villagepeople?”.
Sí, sí, sí, sí, sí, síííííííííííí.
Pero sin mandarlos a la papelera antes ni leches y, además, pasándole después algún programa de esos que borra casi todo lo borrado.
O mejor, machacar el aparato hasta dejarlo hecho polvo, que esta gente con tal de seguir ahí son capaces de cualquier cosa.