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3604. Jueves, 17 octubre, 2019

 
Capítulo Tres milésimo sexcentésimo cuarto: “Llevo dos horas dándole patadas a un eucalipto y no cae un puto caramelo”.

Hay por ahí un cuento que cuenta (para eso es un cuento) que los cuentos que se cuentan (para eso los cuentos son para contarlos) tienen que contarse sin mucho cuento, dejando así que el final lo cuente la imaginación. Y lo deja muy claro con un ejemplo. ¿Te gustaría que alguien te ofreciera fruta y la masticara antes de dártela?
Pues con los cuentos suele pasar lo mismo. Nada de hacerlos papilla con el relato, cada uno tiene que masticarlos con su fantasía.

- Tú déjate llevar.
- ¿Me puedo quitar ya la venda?
- Todavía no.
- Suena como si viniese un tren.
- Tranqui, son los nervios, no te preocupes.

Y la imaginación se pone en marcha.