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283. Miércoles, 25 Febrero 2004



Capítulo Ducentésimo octogésimo tercero: ¿Por qué siempre que se necesita parar para alguna cosa es precisamente cuando todos los semáforos se ponen en verde?



Después de leer esta noticia según la cual uno puede a su antojo poner el semáforo en verde cuando le de la real gana, y encima hacerlo legalmente, me empiezo a creer más esos rumores que corren por ahí de que también existen unos cacharritos que apretando el botón de inicio, y también por unas ondas de esas, son capaces de causar, a quien tu quieras, un impresionante dolor de cabeza.



El método es ideal para acabar con reuniones, jefes inoportunos o visitas de esas tan pesadas que no sabes como quitarte de encima, simplemente te metes la mano en el bolsillo, le das al botón y ¡ale!, saldrán huyendo hacía las cajas de aspirinas y lo mejor de todo, tu como si no supieras nada.



La cosa no deja de ser una evolución natural de los trucos que ya existían para estos casos, la ciencia que va adelantando.



Antes, con el evacuol, por ejemplo, "indisponer" a alguien había que planearlo desde, por lo menos, el día antes, para que aquello hiciera el efecto a la hora indicada, con los problemas que eso podía ocasionar si cambiaban los planes, y eso sin contar con lo difícil que se hacía calcular la dosis exacta para obtener la diarrea deseada.



Está claro, son cosas de la tecnología y la vida moderna que no nos trae más que comodidades.