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889. Viernes, 5 enero, 2007

 
Capítulo Octingentésimo octogésimo noveno: "Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas (Mariano José de Larra, 1809-1837, escritor y periodista español)

Después del éxito obtenido con la receta, infalible por supuesto, destinada a descubrir la media naranja que nos corresponde a cada uno, hoy otra igual. O más útil.

Directamente, provenientes de dos grimorios atribuidos al dominico del siglo XIII conocido como Alberto el Grande, y en exclusiva mundial para "tantos hombres y tan poco tiempo", dos fórmulas para conseguir el amor o enardecer el deseo. Ni más ni menos.

La primera es algo complicada.. aunque el resultado bien puede merecer la pena.

Ingredientes: un trozo de carne de la frente de un potrillo, un poco de grasa de macho cabrio joven, tres testículos de ganso y unas cuantas gotas de sangre de la persona a la que se desea atraer disuelta en un chorrito de sangre propia. Mezclar todo muy bien, cocer durante varias horas los ingredientes de forma muy lenta y triturar finamente. Ingerir tres días seguidos siempre que no coincidan con la luna llena.

La segunda, algo más simple pero igual de efectiva: frotar las manos con jugo de vervena (sí, las dos con "v" y la venden en botecitos como el de la foto) y tocar a la persona que deseas.

Naturalmente los dos métodos están garantizados (si no queda satisfecho le devolvemos el dinero) y son igual de efectivos, aunque yo recomendaría el segundo, sobre todo por aquello de no pasarnos la mañana metidos en la cocina, que con el poco tiempo que hoy en día tenemos para todo parece que no apetece mucho. Y menos en estos días de fiesta ¿verdad?

Y a ver si los Reyes Magos nos traen algo (por cierto, le he pedido yo un "algo" para todos los que andais por aquí, seguro que hay suerte -hemos sido buenos-, lo traen, y el lunes os lo doy). Al fin y al cabo son los únicos que nos quedan desde que nos enteramos que, evidentemente y por lógica científica, Papá Noel no es más que un burdo cuento chino. Hasta el lunes.