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284. Jueves, 26 Febrero 2004



Capítulo Ducentésimo octogésimo cuarto: ¿Por qué a uno siempre le pica justo después de haberse cortado las uñas?



Estaba yo pensando que celebrar "No-San Valentín" es mucho mejor que celebrar un "San Valentín", la diferencia salta a la vista, mientras el "día de los enamorados" es solo un día, el "No-San Valentín" se celebra 364 días al año y si es como este, bisiesto, pues 365.



Digo yo que haciendo eso todo serían ventajas en una relación de pareja, salvo una: sería demasiado caro tener que hacer un regalo de "No-San Valentín" todos los días que fuera "No-San Valentín", la ruina.



Pues he solucionado ese pequeño problema con la imaginación, va una propuesta que he leído no se dónde: una libreta con cupones.



Así, como suena, más barato imposible, se trata regalar una cartilla con unos cuantos cuponcitos de esos de quita y pon, que tu pareja puede canjear cuando le parezca con cosas que sabes que le gustan, pero que uno no suele hacer habitualmente.



La lista puede ser interminable, desde aquella idea de escribir el nombre con la lengua en la espalda hasta meter los calcetines en el congelador y pasarlos por el cuello, despacio, cuando estén muy "fresquitos", desde una cena a la luz de las velas hasta acabar la noche "encajando" un donuts y no dejar ni las migas.



No vale hacer trampa, los cupones deben de poder ser canjeados siempre sin poner excusas cuando te pidan cumplir lo acordado.



Las posibilidades pueden ser infinitas, como tengo que llegar a 365, se admiten todo tipo de "iniciativas" en los comentarios. Gracias.